Fantástico. Sitio encantador, comida buenísima, camareros muy atentos en todo no falta ni un detalle en la mesa, me encantaron las toallitas limpiadoras con aroma de té. El mismo día fui a comer y después a cenar. El restaurante en la orilla de la playa es de primera, muy lujoso. ¡No dejéis de probar las gambas y las vieiras!